Publicado por Fondo España-PNUD
Argentina: microcréditos para el desarrollo de la economía social
Artículo del Subsecretario de la Comisión Nacional de Microcrédito Alberto Gandulfo
Alberto Gandulfo es Subsecretario de la Comisión Nacional de Microcrédito del Ministerio de Desarrollo Social de Argentina.
La promoción del microcrédito es una herramienta de promoción social y distribución del ingreso en la consolidación del modelo económico de crecimiento con inclusión de Argentina.
LA CONCENTRACIÓN ECONÓMICA es el principal problema de nuestro tiempo que, en contexto de crisis mundial, amenaza con profundizarse en los países latinoamericanos generando nuevamente mayor desocupación y exclusión social. La actual recuperación de los niveles de actividad económica y del empleo, el crecimiento sostenido con superávit fiscal y de la balanza comercial, y su correlato en la disminución de todos los índices de pobreza, requieren de una mayor profundización del modelo de desarrollo económico con inclusión social impulsado por el gobierno argentino en los últimos años.
“Avanzar en la distribución de la riqueza no se realiza por decreto ni por mero hecho voluntario o administrativo”
Para superar el poder concentrador resulta imperioso involucrar al Estado tanto en generar condiciones de regulación, fiscalización y control, como promover acciones de promoción social, equidad territorial para democratizar la economía y generar condiciones para la incorporación al mercado de trabajo a las grandes mayorías excluidas. Planteado como Política Pública, esta transformación del Estado requiere tanto de una batería de leyes (principalmente la Ley de Servicios Financieros que reemplace a la vigente que fuera sancionada por la Dictadura Militar en 1977) y políticas activas que sean efectivas con alcance masivo en su aplicación (como la extensión de Asignación Universal por Hijo); una redefinición de la articulación pública-privada en tareas de promoción social y productiva, una fuerte inversión combinando subsidio y crédito para las PYMES y para el desarrollo de la Economía Social; y una ofensiva tecnológica adecuada a las nuevas condiciones socioproductivas que requieren las políticas de inclusión social.
Cambiar el aparato del Estado y las condiciones de producción y distribución, promover políticas activas de generación de empleo y autoempleo, así como fortalecer las organizaciones sociales que resultan de los procesos asociativos de la economía social, entre otras.
EN LA AGENDA PÚBLICA
Desde esta perspectiva, el microcrédito aparece en la agenda pública como una herramienta de promoción social y distribución del ingreso en la consolidación del modelo económico de crecimiento con inclusión. Participa activamente en este proceso de cambio promoviendo cada vez más emprendimientos que generan empleo y mejora en los ingresos familiares de los más necesitados. Recuperando el trabajo como integrador social y desarrollo personal, la solidaridad en el esfuerzo conjunto, la distribución equitativa y el compartir comunitario como elemento de organización social.
“En estos espacios colectivos se valora la palabra, la actitud solidaria, el compromiso comunitario, generadores de otras riqueza”
Pero avanzar en la distribución de la riqueza no se realiza por decreto ni por mero hecho voluntario o administrativo como pretenden aquellos que reducen el problema a la simple contención de la pobreza y no a su superación. Digámoslo claramente: la distribución de la riqueza es una conquista social; es resultado de la puja de intereses sectoriales y corporativos que disputan el ingreso nacional, los recursos estratégicos y la renta industrial, comercial y financiera. El desarrollo de la Economía Social promovida desde el Estado en la construcción de la política pública, aparece con una dinámica propia que crece en organización social y en la generación de poder popular.
POLÍTICA DE ESTADO
Uno de los mayores logros de los últimos años fue instalar el microcrédito en la agenda pública como una herramienta de promoción social, acompañando la construcción del modelo económico de crecimiento con inclusión social iniciado en mayo de 2003. La participación en este proceso estuvo dada a través de la activa promoción y consolidación de los emprendimientos apoyados, y por medio de éstos, la mejora de los ingresos familiares de los más necesitados. Recuperando el trabajo como integrador social y desarrollo personal, la solidaridad como esfuerzo conjunto, la distribución equitativa y el desarrollo comunitario como elementos de organización social.
“Además de mejorar los ingresos , las entidades que aplican el microcrédito demuestran que estos sistemas brindan la posibilidad de valoración personal y reconocimiento social”
A partir de un pequeño financiamiento, otorgado en forma escalonada, gradual y creciente, con el correspondiente acompañamiento técnico y vinculación organizativa, muchos emprendedores consiguen insertarse nuevamente en el mercado de trabajo o conseguir un empleo. Otros generan o consolidan su propio emprendimiento y reconocen su capacidad emprendedora, muchos valorizan las actividades solidarias que caracteriza el trabajo comunitario; y todos pelean diariamente por mejorar sus productos, conseguir mejores precios, ajustar sus costos y concretar mejores ganancias.
Además de mejorar los ingresos familiares, las entidades que aplican la metodología de microcrédito demuestran que estos sistemas brindan la posibilidad de valoración personal y reconocimiento social, permiten diversas manifestaciones culturales expresadas en la transformación de la materia y aseguran la valorización del producto artesanal, todo eso como fuente de realización y desarrollo social. Camino superador al frío cálculo del “plan de negocio” o al “sálvese quien pueda” de la salida individual que plantea el neoliberalismo. En esa superación cotidiana, permanente, que se realiza de manera familiar, grupal o asociativa, se inscribe el proceso de integración de la economía social. En estos espacios colectivos se valora la palabra, la actitud solidaria, el compromiso comunitario, generadores de otras riquezas, mejores y mayores oportunidades de trabajo y mejoras en la calidad de vida de los sectores populares.
RECUPERAR A LA PERSONA
El trabajo generado desde las organizaciones de microcrédito ha permitido recuperar a la persona en su dimensión más integral, posicionarla en su medio ambiente familiar, reforzar su identidad comunitaria y solidaria, promover desde el territorio la visión más amplia y compleja del desarrollo local. Sólo los procesos impulsados desde la economía social enriquecen este entramado sustancial de valores, solidaridades y compromisos. Porque se parte de la fuerza propia, del recurso más genuino, de la voluntad transformadora y de la organización social como principio rector, económico y solidario.
“La política del Ministerio de Desarrollo Social tiene como objetivo central la expansión y escala de los microcréditos en Argentina”
Con el acceso al microcrédito, el sujeto de la economía social se posesiona como una fuerza social amplia, heterogénea, diversa, que debe agruparse para consolidar y profundizar el proyecto nacional y popular que lo reconoce como sujeto de cambio. En la medida que estos emprendimientos se organicen y vinculen comercialmente y potencien su entramado social con procesos consolidados como el conjunto de cooperativas y mutuales, las fábricas recuperadas y las nuevas cooperativas de trabajo; además se encadenen productivamente con las PYMES, el movimiento sindical y demás actores de la transformación social; la fuerza política liberada por la economía social resulta sustancial para profundizar el proceso de distribución de la riqueza.
En Argentina, el marco regulatorio y promocional que contempla la particularidad del sector de emprendedores y de las organizaciones sociales lo provee la Ley Nacional 26.117 a través de la Comisión Nacional de Microcrédito (CONAMI) del Ministerio de Desarrollo Social. Con un presupuesto anual de 100 millones de pesos (unos 26 millones de dólares), el Estado Nacional asume el compromiso de proveer de fondos para atender la demanda de microcrédito a una tasa máxima de interés anual del 6% (tasa negativa). A diferencia de las experiencias conocidas tanto desde el sector de las instituciones de microfinanzas (rentista) como desde las organizaciones del tercer sector (compensatorio), donde siempre los costos operativos y de interés recaen en el pago del emprendedor; la participación del Estado subsidiando la operatoria del microcrédito resulta un poderoso instrumento de distribución del ingreso para las mayorías silenciosas que construyen el día a día de la economía familiar.
LOS DESAFÍOS DE LA PROMOCIÓN
La política del Ministerio de Desarrollo Social tiene como objetivo central la expansión y escala de los microcréditos en Argentina. Un estudio sobre la demanda potencial del microcrédito realizado por esta Comisión Nacional, señala que son 1,5 millones las unidades económicas que necesitarían microcréditos para desarrollarse.
“Más de 1.400 organizaciones sociales, en su gran mayoría de base comunitaria y/o productiva, se encuentran aplicando en forma directa y protagónica la metodología de microcrédito”
Por eso, las más de 1.500 organizaciones ejecutoras que articulan esfuerzos organizativos con los Consorcios de Gestión Local o las Redes de Gestión Asociada, a través del Banco Popular de la Buena Fe y de las Organizaciones Pioneras de microcrédito, se encuentran atendiendo buena parte de esa demanda. Puesto que aún la problemática es amplia, requiere que el conjunto de estas organizaciones expandan sus operatorias y se planteen metas de escala y crecimiento a mediano plazo, de la misma manera que resulta necesario la incorporación de nuevas entidades que apliquen políticas similares y amplíen la capacidad instalada del microcrédito en nuestro país.
En este sentido, en el último año se incorporaron nuevas líneas de financiamiento para sectores específicos, como lo son: la agricultura familiar y la producción social de hábitat. La estrategia conjunta con el Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social-INAES, tiene como objetivo incorporar la herramienta del microcrédito en las organizaciones del cooperativismo y mutualismo argentino. En este mismo sentido, se avanzo en la conformación de Consorcios de Gestión Local con los municipios que trabajan en la promoción de la economía social y se encuentra en elaboración una línea de trabajo específica con los Centros de Jubilados vinculados al PAMI.
EL MODELO DE GESTIÓN ASOCIADA
Partiendo del principio de complementariedad y cooperación entre lo público y lo privado, se tomaron como referencia las actividades que en la temática de microcrédito venían desarrollando diversos actores de la sociedad en distintos lugares del país. Se asumió el modelo de gestión asociada como un proceso de construcción colectiva, de mirada integral del territorio, de relación multiactoral, que genere una nueva institucionalidad en la relación Estado-Sociedad Civil. Pensado siempre como “punto de llegada”, como un proceso de construcción de la política pública, y no como un formalismo previo para la gestión financiera de fondos públicos.
“El primer efecto fue democratizar el uso de la herramienta al ampliar la extensión del alcance territorial”
La aplicación del Programa desde los Consorcios de Gestión Local, las Redes de Gestión Asociada y el Banco Popular de la Buena Fe, posibilitó contar con una base de Organizaciones Ejecutoras que, en el corto plazo, permitió una rápida expansión y promoción del microcrédito.
El primer efecto fue democratizar el uso de la herramienta al ampliar la extensión del alcance territorial y facilitar condiciones adecuadas de acceso al microcrédito para los sectores populares. En menos de tres años de gestión, más de 1.400 organizaciones sociales, en su gran mayoría de base comunitaria y/o productiva, se encuentran aplicando en forma directa y protagónica la metodología de microcrédito como un verdadero proceso revolucionario en Argentina y en América Latina.
Conformando una nueva vinculación y relacionamiento entre el Estado y las organizaciones sociales, las organizaciones que desarrollan operatorias de microcrédito se articulan en procesos organizativos territoriales que posibilitan la gestión conjunta, la mirada integral y la vinculación interinstitucional. Por eso es posible encontrar conformando la Comisión Directiva de los Consorcios de Gestión Local instituciones públicas y privadas del sector social y productivo, y en la órbita de aplicación concreta del microcrédito, a las Organizaciones Sociales que actúan como Ejecutoras de microcrédito (OE). Este conjunto de actores discute la política crediticia local, administran conjuntamente el fondo de microcrédito y fortalece sus organizaciones. En efecto, el resultado concreto es la respuesta inmediata a las necesidades de los emprendedores y pequeños productores que representan.
BANCO POPULAR DE LA BUENA FE
Por su parte, las Redes de Gestión Asociada se conforman con entidades afines, que a la vez son ejecutoras de microcrédito en una o más provincias donde tienen pertenencia sectorial. En general, cada una de ellas tiene antecedentes en la temática del microcrédito y cuenta con una estrategia específica de acción, diferenciándose entre sí por la elección de los destinatarios, por la rama de actividad en las que se concentran o por la localización de sus programas. La toma de decisiones es de mayor horizontalidad y buscan incidir en la política pública local o sectorial para involucrar al Estado en el desarrollo de la economía social.
“La Red Nacional de Bancos Populares se estructura en siete redes regionales que nuclean a un importante número de emprendedores, promotores y organizaciones de base”
Una tercera modalidad de gestión asociada lo constituye la experiencia del Banco Popular de la Buena Fe,que a partir de una línea programática del Plan Manos a la Obra asumida por la CONAMI, conforma el entramado asociativo entre las organizaciones regionales (administradoras) y bancos locales (organizaciones ejecutoras) más importante apoyados por el Ministerio de Desarrollo Social. De alcance nacional, la Red Nacional de Bancos Populares se estructura en siete redes regionales que nuclean a un importante número de emprendedores, promotores y organizaciones de base en todo el país.
Ref./
http://www.fondoespanapnud.org/2010/05/argentina-microcreditos-para-el-desarrollo-de-la-economia-social-alberto-gandulfoarticulo-del-subsecretario-de-la-comision-nacional-de-microcredito/
Lic. Carlos A. Garcia
Coordinador de Gestion Institucional
Comision Nacional de Microcredito
Secretaria de Economia Social
MINISTERIO DE DESARROLLO SOCIAL
Entre Rios 181 8º Piso - C1079ABB
Telefax (011) 4370-8872/8871
jueves, 27 de mayo de 2010
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